lunes, 31 de mayo de 2010

Historieta.


La vida está lleno de grandes amigos, me viene a la cabeza, Pedro y Pablo picapiedra, shrek y el azno, timón y pumba, el gordo y el flaco, los seis personajes de Friends, y muchos más.
Esto nos enseña a que todo el mundo a lo largo de su vida necesita a un buen amigo, en algún momento de su vida.

Ahora os contaré uno de esos momentos, allá va una historieta del abuelo:

-¡Silencio!, ¡he dicho que no quiero oir una voz!- La puerta de la clase interrumpió el sermón. Pablo entró silenciosamente, con la cabeza baja y una mirada de desconfianza. Le entregó una nota al profesor y este la leyó en voz baja pero clara.
-Está bien, niños, este es Pablo vuestro nuevo compañero, por favor, les ruego que le traten con respeto y lo acepten como uno más en esta clase. ¿Pablo, te gustaría presentarte?- Con la misma el joven se acercó a una mesa libre y se sentó sin decir ni una palabra.
-Pablo, esto es una falta de respeto, te ruego te levantes, y pidas disculpas. Si no te quieres presentarte no importa, ya lo harás luego.
Pablo se levantó e hizo una reverencia de cabeza. Un grupo de alumnos empezaron a tirarle pequeños papeles con una pajita, pero este les ignoró. Más niños empezaron a susurrarle insultos y ofensas pero este tampoco les contestó, simplemente ni les miró.
Ya en el patio se recogió en una esquina, donde se los matones del colegio le cogieron y empezaron a pegar una paliza. Estos deseaban que hablase pero Pablo se abstuvo de hacerlo. Otro niño que vagaba por la zona se acercó a ver lo que ocurría pero cuando pudo reconocer lo que le estaban haciendo al pobre chico gritó que un profesor se acercaba. Todos los alumnos se alejaron y lo dejaron tirado medio moribundo.
-De nada.- Dijo el niño esperando una contestación
-¿No me vas a contestar? te has dado cuenta ¿cierto?. Te he salvado de esos matones, he mentido por ti.- Siguió insistiendo con la misma contestación. Silencio.
-Gra-gracias.- Consiguió balbucear Pablo tapándose la cara con sus temblorosas manos.
-¡Vaya! Pero si el gato no te comió la lengua. Este... ¿Cómo te llamas? Yo Javier, pero aquí todos me conocen como el gafotas. Esos chicos no son de fiar. Siempre están pegando e insultando. Ten mucho cuidado. A mi también me lo sueles hacer pero... si quieres te puedo enseñar mis escondites. Allí nunca te cogerán.
-Yo-yo soy tar-ta-ta-mudo. A mi me-me pegan-siem-pre
Javier no supo que decir. Por una parte sintió lástima, pero por otra envidia. Lástima de su pobre dificultad al hablar y envidia por ser tan valiente.

¿Sabes cómo continua la historia?
Pues Pablo y Javier se hicieron grandes amigos. Ya nadie los pegaba. Se solían esconder en los huecos que Javi anteriormente había encontrado.
Con el paso de los meses Pablo se fue aceptando a sí mismo. Nunca más su autoestima fue pisoteda por los suelos. Javi era su apoyo ante esta dificultad. Era su bastón para llegar a la felicidad. Era su amigo. El le ayudó a dejar de tartamudear.
Gracias a Javier conoció el significado de la palabra amigo. Una palabra que todos nombramos diariamente pero ni la mitad sabemos lo que es. ¿Sabes tú que significa?

Historia real pero con nombres y problema (el del tartamudeo) ficticios.









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